domingo, 21 de octubre de 2012

Cambios producidos en la administración de las provincias hispanas desde la época republicana a la Imperial.

Cuando Roma empezó a ampliar sus territorios extra-itálicos carecía de una administración desarrollada para sí, por lo que no pudo actuar en este sentido en los nuevos territorios. En la Península Ibérica, la actividad anexionista comenzó tras la Segunda Guerra Púnica (218 a. C.) de forma “inconsciente” pues la voluntad era sólo luchar contra los cartagineses. Acabada la guerra, Roma se percató de la riqueza del territorio y, en un acto característico de improvisación, decidió la anexión para su explotación sistemática, tratándolo como ámbito de competencia militar exclusivamente (provincia), base de vigilancia y operaciones frente a una Carthago aún no extinguida, y de nuevas conquistas donde apenas se perfilan unas pocas decisiones sobre los territorios a cargo de comandantes ávidos de reconocimiento (triunfo).

 T. S. Graco (177 a. C.), por iniciativa individual, hizo pactos (foedera) con los indígenas, aseguró el ámbito de dominio al establecer un área de frontera (protección del dominio) en los territorios sometidos (obligados y sujetos a negociar con Roma). Tras la caída de Numancia (133 a. C.), se establecen medidas administrativas, fiscales y judiciales, también de iniciativa individual (pretor o cónsul de turno) sin estar relacionadas con el gobierno central romano. Pero, surgen nuevos factores: emigración de itálicos establecidos en Hispania; concesiones de ciudadanía a indígenas (Turma Salvitana/Bronce de Ascoli, en S I a. C.); ampliación territorial con la Meseta y hubo que aumentar las obligaciones fiscales, habiendo de vigilar los problemas cotidianos bajo una presencia romana a la que los indígenas empezaban a acostumbrarse (Bronce de Contrebia). El paso de Hispania de provincia a provinciae (fronteras estables, administración regular) es un estadio fundamental entre los Siglos II y I a. C. 

Sila (S I a. C.) promulgó una legislación provincial para limitar el poder de los gobernadores. Desde mediados del s I a. C., con César, Roma se plantea ya una política colonizadora racional, pero al morir (44 a. C.) se truncan los planes de organización del Estado e Imperio. Augusto los llevará a cabo, durando hasta la crisis del SIII. Todo el poder quedó en sus manos; y las provincias, soporte del Imperio, se organizan en ámbitos diferentes: descentralización administrativa, con nuevas divisiones provinciales dentro las dos Hispanias de época republicana, quedando las provincias pacificadas a cargo del 
Senado (enviaba un gobernador) y las más salvajes a cargo del emperador (personas de su confianza); crea en Hispania catorce conventus, con funciones fiscal, económica y justicia; los licenciados del ejército (desmilitarización de la vida pública) los emplea en dinamizar el urbanismo, las obras públicas (red viaria) y repoblación colonial (red viaria); respetó las constituciones locales (autonomía), pero fomentando (con compromisos y exigencias) el ordenamiento ciudadano de tipo romano (estatutos), para lograr uniformidad administrativa provincial que ya tuvo carácter sistemático, con el fin de la integración en el sistema político. 


Al extenderse la paz, las provincias fueron lugares seguros, produciéndose una aculturación romana y potenciándose el desarrollo económico. Por las acuñaciones de monedas en época de Tiberio sabemos de la fundación de colonias de Augusto. Vespasiano (año 69) reorganizó el Imperio, lo que afectó a Hispania de forma especial, pues quiso transformar su administración para integrarla en las estructuras romanas, favoreciendo la urbanización y la promoción jurídica de las ciudades: concesión del Ius Latii (derecho latino), dando la posibilidad a los municipios de organizarse al modo romano, con sus cargos (duunviri, aediles, cuestores) e instituciones. Anteriormente, Claudio ya había sido generoso con las concesiones de ciudadanía, pero el Flavio propició la entrada de familias con raíces hispanas en cuadros directivos, lo que aumentará en los sucesivos reinados; sus hijos actuarán en esta línea. En general, la evolución de la organización provincial se basó en la convergencia de dos elementos desiguales, ciudadanos y súbditos, y la extensión del derecho municipal romano fue extendiendo la uniformidad en las provincias a lo largo del tiempo, hasta que con Caracalla (212) se otorgó la ciudadanía romana (por razones contributivas) a todos los habitantes del Imperio.


 

(Imágenes: Wikipedia)

lunes, 8 de octubre de 2012

¿Por qué Hispania, en la lucha de Sertorio contra Roma, fue un objetivo político?


(Sertorio y el ejemplo de los caballos).

En un contexto de conflictos socio-políticos (populares-optimates), que afectaban a la República Romana a principios del S I a. C., Sertorio (un popular), gobernador de la Hispania Citerior, fue destituido en el 82 a. C., declarado rebelde y se refugió en África de las proscripciones del dictador Sila. El motivo por el que acudió a Hispania, además de porque el territorio que no le era extraño, se debe a que los lusitanos, enterados de los conflictos de Roma, le llamaron para ofrecerle el caudillaje en la lucha contra la facción del dictador: Sertorio aceptó para dar salida a sus propios intereses políticos, pues se opuso a ser destituido y a las disposiciones de Sila. Por primera vez se dirimían los conflictos fuera del escenario de Roma y de Italia, es decir, se dará protagonismo a una provincia, Hispania: aquí podría reforzar su autoridad y organizar en la Citerior un gobierno paralelo al de Roma para crear la impresión de un Estado de derecho estable y consolidado. Buscó, entre los antiguos seguidores del popular Mario oficiales dispuestos, y reclutó nativos favorables a su causa. Hispania no era ya un territorio hostil, aunque había comunidades resentidas, que se unieron a él para conseguir sus propios objetivos: libertad, los lusitanos, y sacudirse el yugo romano, los celtíberos; ganó su confianza evitando abusos y aliviando cargas fiscales. Contando con un buen contingente de fuerzas híbridas fieles, pudo enfrentar a los efectivos -como Metelo- que Sila enviaba a Hispania para neutralizarlo. Sertorio estuvo apoyado por dos lugartenientes, Salinator (en el Pirineo) e Hirtuleyo (en el sur), y más tarde se unirá Perpenna (desde Cerdeña); instauró un breve gobierno, con un ejército mixto y tomando iniciativas políticas: formó senado (exiliados romanos), eligió magistrados y fundó una escuela donde puso capital, Osca, (inicios proceso romanizador), para hijos de élites indígenas (rehenes para mantener fidelidades). En definitiva: fue un político exiliado de Roma que usó todas las armas a su alcance para vencer a la facción política adversaria, aprovechando y canalizando el descontento de provinciales e indígenas, pero no tuvo ningún otro interés en Hispania, más que la persecución de sus propios fines políticos: la lucha contra la Roma de Sila. Organizó su ámbito de dominio, con instituciones y preparativos para la guerra: su influencia se extendió por Lusitania, la Meseta celtíbera, cuya anexión realizó a través de sus propias instituciones, devotio y fides, sentando sus bases en el Valle del Ebro y en la costa levantina. Entre los años 76-73 a. C. Roma envió a Pompeyo (Magno), Sertorio perdió posiciones, muriendo traicionado por Perpenna, quien a su vez sería ejecutado por orden de Pompeyo. El episodio colonial de la crisis republicana tuvo repercusiones, como que cimentó el ascenso de Pompeyo y avanzó la romanización en Hispania.

(Imagen: Wikipedia)

domingo, 7 de octubre de 2012

Diógenes de Sínope y el cinismo.


El contexto histórico.
La revolución de Alejandro Magno provocó el hundimiento de la ciudad-Estado, la Polis; tras su muerte comenzó un nuevo período convulso, sobre el que las fuentes nos transmiten prosperidad. Los valores morales de la Grecia clásica no sintonizaron con los nuevos tiempos y pasaron al recuerdo. Entre los factores del cambio que intervinieron, el más importante es la aparición de una unificación cultural gracias a la lengua griega (koiné), pero sin provocar la desaparición de las lenguas del territorio y sus actividades culturales asociadas. Otro factor es el cosmopolitismo, donde el ciudadano pasó a convertirse en súbdito: ética y política se separaron, el hombre hubo de buscar una nueva identidad y surgió el individuo. La decadencia de Atenas llevó a Rodas, Pérgamo y Alejandría a que se conviertan en representantes de la unidad cultural. No era un período de paz, aunque circulaba un gran optimismo, gracias al movimiento de un gran capital, a que había múltiples oportunidades y a que el componente griego se hacía universal. Al surgir el individuo, sus valores se universalizan, Estado y sociedad se divorcian y el distanciamiento del primero hará que no se convoque al segundo. El individualismo proporcionará mayor autonomía, movilidad y libertad (pérdida de la conciencia de comunidad). Al hacerse el hombre portador de valores propios los cambios afectaron a las artes, surgieron otros modelos literarios y la filosofía no fue una excepción; en este último aspecto surgirán nuevos pensadores de una nueva filosofía -la helenística- contemporáneos de Aristóteles: Diógenes, el creador del cinismo, Pirrón, del escepticismo; un poco más tarde, Epicuro (epicureísmo) y Zenón (estoicismo); todos ellos aportaban innovaciones, mientras que Aristóteles (amigo y maestro de Alejandro) intentaba salvar el legado de la Grecia clásica. En el siglo III a. de C., llega el verdadero final del mundo griego, pero Grecia ha dejado un gran legado y un futuro abierto, que serán el campo de cultivo para nuevas respuestas, nuevos discursos (epicureísmo, cinismo, estoicismo, escepticismo), que darán lugar a escuelas que recuperarán la sabiduría. Este es el mundo que conocerá el cristianismo.

(Diógenes en su barril-vivienda).

El movimiento cínico.
Surge como una respuesta potente al Helenismo, con un discurso nuevo y negativo, creado para infundir objetividad. Cínico hace referencia al perro, el cual gozaba de mala fama en Grecia. Antístenes, un discípulo de Sócrates, fundó la “escuela”. Los cínicos son considerados como precursores de los escépticos y los estoicos. Diógenes Laercio lo denominó forma “esforzada” surgida en un momento de crisis, y nos cuenta que Antítenes solía afirmar ,“antes enloquecer que sentir placer”. En general, el cínico era estimado como el hombre al que las cosas del mundo le eran indiferentes. Antístenes prolonga el diálogo socrático, se opone al discurso platónico y rechaza la existencia de los universales: se basa en el poder del lenguaje y no en las Ideas, encontrando en el primero la sabiduría. Propone la crítica lingüística, atribuyendo más importancia a las palabras para expresar los conceptos que a éstos en sí. La moral de Antístenes es la de la autenticidad; hay que romper con las convenciones y recuperar la vida natural. Llamó la atención de Diógenes de Sínope, quien quiso ser su discípulo; pero el que sería su maestro se negó, y llegó a ser tan obstinado (anécdota del bastón) que no le quedó otro remedio que aceptarlo. Diógenes fue su único discípulo y el máximo exponente del movimiento (fue contemporáneo de Alejandro, aunque mayor que él). Hay noticias de que molestó a Platón con sus puyas. Llevó hasta sus últimas consecuencias (adopta postura radical) la doctrina de Antístenes. Diógenes fue coherente con sus preceptos, poniéndolos en práctica, lo que hizo que se lo considerara como algo extraordinario. Rompe con la imagen clásica del hombre griego y propone una nueva imagen paradigmática: el hombre que vive al margen de convenciones sociales, caprichos, leyes, fortuna, etc. Su programa de define así: “busco al hombre” (anécdota del farol a plena luz del día), transmitiendo la idea de encontrar al hombre fiel a su naturaleza, que vive conforme a ella y, por lo tanto, sabe ser feliz . Quería demostrar que el hombre siempre tiene a su disposición todo lo que necesita para ser feliz, si se da cuenta de que cuáles son las necesidades reales de su naturaleza. 


Declaró la inutilidad de las matemáticas, la física, la astronomía, la música y de las construcciones metafísicas, convirtiéndose el cinismo en la filosofía más anticultural que se haya conocido en Grecia y Occidente. Declaraba que las necesidades del hombre son las que provienen de su animalidad (anécdota del ratón), es decir, vivir sin las metas que la sociedad nos impone como necesarias: la casa (vivía en un tonel), la vivienda fija y las comodidades que brinda el progreso (anécdota de la capa).
En el relato de las anécdotas vemos cómo Diógenes puso en práctica sus teorías, pues pensaba que esta forma de vida coincidía con la libertad, ya que cuantas más necesidades superfluas se eliminen, más libre se es; propone posturas transgresoras (anécdota de las huesos en el banquete y la del escupitajo en la mansión) de animalidad absoluta. Resumía el método que conduce a la libertad y la virtud en dos puntos: el ejercicio y la fatiga, para acostumbrar al cuerpo y al espíritu a las imposiciones de la naturaleza, y habituar al hombre a dominar y despreciar los placeres (que ablandan el cuerpo y el espíritu), pues convierten al hombre en esclavo; de este modo surge el dominio propio y se ejerce en la dimensión corpórea (natural). Sustituía el matrimonio por convivencia acordada entre hombre y mujer, y discutía la ciudad pues se proclamaba ciudadano del mundo: ninguna ciudad puede sustituir el valor del individuo (coincide con la eclosión del individualismo), pues sus mecanismos cierran el acceso a la realidad natural (los deseos del hombre).
Para el cínico, la libertad conduce a la autarquía (bastarse a sí mismo), junto con la apatía y la indiferencia; éstos eran los objetivos, pues para estar satisfecho le bastaba con sol (anécdota visita de Alejandro), que es lo más natural y está a disposición de todos; el poderío de Alejandro le parecía inútil a Diógenes, pues la felicidad procede del interior del hombre. Y se vanagloriaba del calificativo de perro; decía, “meneo alegremente la cola ante el que me da algo, ladro ante el que nada me da y muerdo a los bribones”.
El cínico afirma que la ruptura provocada por la crisis es la oportunidad para encontrar al HOMBRE MAGNÍFICO (se contrapone a la condición del dios); este tipo de hombre toma conciencia de su propia naturaleza, de sus deseos. Se ha creado la conciencia del hombre seguro de sí mismo (el “hombre” que buscaba Diógenes en la anécdota del farol a plena luz del día) que ya no puede ser el mismo hombre del marco de la filosofía clásica. Nietze hablará del SUPER HOMBRE que rompe con las barreras de la cultura, la civilización y encuentra la vida liberada, la vida del deseo puro.
En definitiva, la ley que impone la ciudad es responsable de la infelicidad y “dejar vivir” es una reincorporación a la naturaleza (estado de naturaleza), como es la vida del perro, libre, natural, y así se recupera la animalidad. Éste es el fundamento del cinismo: animalidad (felicidad) frente a civilización (infelicidad); naturaleza (libertad, deseos) frente a cultura (lazos opresores). Los cínicos llegaron en la libertad de acción hasta el descaro, la arrogancia y extremos licenciosos, para demostrar que en las costumbres griegas no había naturalidad; estos excesos explican la carga negativa con la que el término cínico ha pasado a la historia.

(Diógenes busca a un Hombre, en pleno día).

Discípulo de Diógenes fue Crates, una de las figura más significativas del cinismo, quien afirmaba que las riquezas y la fama constituyen males para el sabio, mientras que la pobreza y la obscuridad son bienes: el sabio debe ser apátrida, pues la polis no es su refugio. Crates se deshizo de su fortuna y posesiones, y concedió a su hija en matrimonio a prueba durante treinta días. Durante el siglo III a. C. hay noticias de un cierto número de cínicos; destaca la diatriba, una forma literaria que consiste en un diálogo breve, popular, a menudo en lenguaje mordaz y de contenido ético; es un diálogo socrático redactado con estilo cínico.
Durante los últimos siglos de la era pagana el cinismo empezó a languidecer hasta agotarse su contenido interno; además su discurso era incompatible con el sentido ético romano.

(Imágenes: Wikipedia)

sábado, 6 de octubre de 2012

¿A qué se debe el colapso del mundo tartésico?


El final de Tartesso es tan oscuro como sus inicios. Todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Ante el enmudecimiento de las fuentes de finales del s VI. C., han surgido varias hipótesis que han sugerido un final dramático, con la destrucción de Tartesso por los cartagineses; invasiones celtas procedentes de la Meseta; guerras internas por el control de las minas y los campos; y luchas de los indígenas contra la opulencia de Gadir en un contexto de grandes transformaciones. No obstante, parece más verosímil que el fin de Tartesso se deba a factores internos, de índole social y económica, dado que a mediados del SVI a. C., sufrió una recesión económica importante, coincidente con cambios surgidos en el Mediterráneo Oriental: los persas conquistan Focea y su comercio se traslada a Occidente, convirtiéndose Marsella en la fundación comercial más importante; se reorganizan los asentamientos fenicios, que se ven modificados en sus patrones de asentamiento y explotación, ahora dedicados a recursos marinos más que mineros en las colonias occidentales. Ante este panorama, son muchos los factores que pudieron afectar a Tartesso, entre ellos, como más probables, el agotamiento de los filones mineros superficiales y la incapacidad tecnológica -por insuficiente- de acceder a los más profundos; la disminución de la demanda de plata desde Oriente; la reestructuración del ámbito colonial fenicio de Occidente; la emigración masiva desde Focea hacia el centro y oeste mediterráneos; y el traslado de los centros económicos hacia el Levante peninsular, pues fenicios y griegos ya no encontraron rentabilidad al mercado tartésico, el cual pasará a depender de Gadir cuando quede incluida en los círculos de Carthago. Si estas teorías fuesen ciertas, con el giro de la economía la aristocracia beneficiaria del comercio perdería su estatus privilegiado y acabando por desaparecer la etapa de Tartesso. En parte del área tartésica surgirá, en el sur peninsular, la región turdetana que encontraron los romanos. 


(Imágenes: Localización del área Tartésica; Estrella de Tartessos. Wikipedia).